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Terapia familiar

La familia se suele considerar como un segundo útero donde el individuo puede desarrollarse.

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La familia

La familia es la entidad donde el ser humano aprende en sus primeros años todo lo necesario para poder sobrevivir de forma independiente y autónoma en la edad adulta. La familia la podemos considerar como un segundo útero en donde crece el ser humano en un ámbito de protección, cuidado y ayuda para su desarrollo. Pero esta en algunos casos en vez de actuar como catalizador para el desarrollo de la persona, puede actuar  de forma disfuncional, impidiendo, obstaculizando o entorpeciendo el desarrollo normal del individuo. Esto dependerá del modelo educativo seguido en la cultura familiar, habiendo diferencias entre formas educativas las cuales podemos concretar según la estructura familiar y forma de funcionamiento. En general se suelen proponer varios modelos educativos familiares.

Familia democrática

Los progenitores expresan a sus hijos lo que esperan de ellos, siendo con relación directa a la etapa evolutiva en la que están. La comunicación suele ser fluida basada en el afecto pero también en la lógica y la razón. El cuidado y la protección son fundamentales, dejando al infante en libertad, pero siempre teniendo en cuenta las restricciones fundamentales para no sufrir ningún daño. La clave en este tipo de familia es que el niño experimente sin peligro.

Familia autoritaria

Los progenitores sobreexigen a sus hijos, pidiéndoles o demandándoles cualidades por encima de sus posibilidades en relación a su madurez. Esta sobreexigencia está basada en una comunicación directiva sin que exista afecto o expresión de emociones y en donde solo se toma en cuenta el criterio del progenitor, como verdad absoluta. La clave en este tipo de familia es que al niño no se le deja experimentar libremente bajo la excusa de no correr así ningún peligro.

Familia permisiva

En este tipo de familia los infantes no saben bien que se espera de ellos, ya que los progenitores no orientan ni funcionan como guías en el comportamiento de sus hijos. Las peticiones que se hacen están por debajo de los recursos y capacidades de los niños, lo cual imposibilita una maduración, dejando en precario al infante. La relación paterno-filial está basada en una comunicación basada en el afecto y expresión de emociones pero sin una regulación desde la razón y la lógica. El infante tiene libertad en sus acciones pero a la vez estará perdido o desorientado en aquello que le beneficia o perjudica. La clave en este tipo de familia es que al niño se le deja en libertad para unas cosas y para otras no, siendo las no permitidas aquellas acciones que le ayudarían en su maduración.

Familias negligentes

En este tipo de familia existe muy bajo cuidado y protección de los infantes, incluso abandono, en donde los progenitores no se encargan de forma responsable de sus hijos. Al infante no se le enseña, guía u orienta en su desarrollo, existiendo una muy baja comunicación, sin expresión de afecto ni emociones y el funcionamiento familiar no se basa en razones lógicas y reales. La clave de este tipo de familia es que el niño crece en una libertad absoluta sin unos valores o principios que le guíen, dejando su desarrollo a la deriva.

No existen modelos de familias puros

En general no habrá modelos educativos puros, sino que cada familia y dependiendo del progenitor y del momento evolutivo tenderá más a un modelo que a otro.

A la hora de realizar la terapia familiar es fundamental ver ese modelo educativo que se ha seguido en nuestra familia, analizando qué consecuencias, tanto positivas como negativas, ha tenido esta forma de educación en nosotros.

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