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Terapia para un ataque de pánico

La depresión: Un estado de ánimo temporal que superaremos juntos

¿Qué es un ataque de pánico?

El ataque de pánico es un aviso del cuerpo, una respuesta psicofisiológica (cuerpo y mente) severa, acompañada de la emoción de miedo. Sin embargo, este miedo es poco realista y adaptativo con la situación que se está viviendo, pues el cuerpo se prepara para una situación de peligro vital que no es tal..

Características

Si analizamos esto de una manera objetiva, sería una respuesta desproporcionada ante la situación que estamos viviendo. Por lo tanto, las creencias que dirigen nuestros pensamientos y conductas podrían tener unas premisas irreales acerca de uno mismo y del mundo (Yo tengo que hacer, yo tengo que ser, yo tengo que controlar, etc.). La respuesta emocional de miedo intenso es una señal de alarma cuya función es avisarnos de que algo que creemos importante y vital no se está cumpliendo.

¿Por qué se producen los ataques de pánico?

Aunque no se produzca siempre en un contexto estresante de manera explícita, el ataque de pánico se presenta como reacción al sentimiento de incontrolabilidad.

Sentimos que algo externo nos dirige o tiene poder sobre nosotros hasta el punto de no dejarnos estar bien y este sentimiento viene acompañado de un intenso miedo y de las reacciones corporales antes mencionadas.

El desconocimiento de esta reacción puede ayudar, como hemos visto, a la propagación de los síntomas generando

miedo a sufrir otro ataque de pánico. Esto puede producir problemas mayores debido a la excesiva preocupación y ansiedad.

Por lo tanto, la sensación de no saber lo que nos pasa y pensar que no podemos controlarlo puede generar estos ataques.

Causas psicológicas de un ataque de pánico

La causa directa de la ansiedad es la existencia psicológica de una actitud de control ante la visión de un peligro. El ataque de pánico sería una reacción severa donde la persona siente que pierde todo el control sobre sus reacciones emocionales de angustia y miedo.

El sentimiento es una falta de control sobre la propia reacción. Esto desemboca en una angustia, ya que la persona no se ve ni se siente a sí misma en lo que hace ni en sus reacciones, lo cual le lleva a creer que pierde su existencia.

Cuando esto ocurre, se produce un gran sentimiento de vulnerabilidad y sensaciones corporales muy intensas. Por esto, la persona cree que puede incluso llegar a morir.

A nivel de creencias estructurales, la persona ve sus emociones y reacciones corporales como externas a él mismo. Es decir, no siente que pueda gobernarse. Además, tampoco acepta lo que le está ocurriendo, que se mantendría bajo las premisas: “no quiero sentir miedo, no debería sentirme así, esto que me pasa no es normal”. Estas creencias llevan a la persona a anularse a sí misma, lo cual repercute en un descenso de su capacidad de acción y autogobierno (no estoy existiendo en lo que hago). Este es el factor clave donde se produce el trastorno de pánico.

Por lo tanto, ante un malestar emocional o ansiedad:

Existe de manera frecuente un gran desconocimiento acerca de nuestras funciones mentales y emocionales, lo cual puede aumentar los síntomas de ansiedad y pánico debido a la falta de comprensión.

Otras causas importantes pueden darse durante la crianza y la adquisición del apego. Cuando el niño pequeño comienza a relacionarse con el mundo, primero en su microentorno familiar, va construyendo reacciones emocionales que pueden ser más o menos adaptativas. Las menos adaptativas pueden generar ataques de pánico en el futuro.

Padres muy controladores, pueden enseñar al niño que no puede tener emociones negativas, que no puede tener miedo. Esto suele generar un aspecto negativo de esas emociones donde la persona no quiere verse con esas emociones.

¿Qué hacer cuando nos ocurre un ataque de pánico?

  • Intentar relajarnos. Puede resultar imposible, pero conductas como intentar centrarnos en la respiración o pensamientos como quitarle importancia pueden ayudar a calmar los síntomas.
  • Aceptar lo que nos pasa. Es fundamental entender y aceptar que se está produciendo un ataque de pánico y sentir que conocemos sus efectos. Además, lo que nos pasa nos pasa a nosotros y podemos gobernarlo. Por lo tanto, no debemos anularnos y pensar que es algo externo a nosotros como una enfermedad. Tengo que aceptar que tengo ese miedo, que estoy así y que esto me pasa.
  • No intentar controlar los síntomas. Intentar controlar algo que no podemos nunca es positivo. Solamente conseguimos gastar más energías de manera contraproducente. El malestar tiene un inicio y un final.
  • Buscar la ayuda de un psicólogo profesional. La psicoterapia nos ayudará a comprender esas partes desadaptativas de nuestra personalidad. A través del proceso terapéutico se pueden cambiar patrones y creencias acerca de uno mismo y del mundo que generan los problemas de ansiedad.

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