Lo cuentos de hadas ya no están de moda. En los últimos tiempos se han dado versiones muy distintas que ridiculizan o ironizan aquellos cuentos de hadas clásicos (Películas como “Shrek” o “Las nuevas aventuras de Caperucita Roja ). Quizá estos cuentos clásicos son vistos como pertenecientes a otro tiempo y se juzgan desde los esteriotipos que parecen fomentar la diferencia de géneros, “Cenicienta” limpiando y cocinando, o de clases, los reyes y princesas son lo más importante del cuento. Pero quitando esa valoración social, los cuentos clásicos tenían algo muy importante como era presentar a l@s niñ@s situaciones y personajes que se identificaban con familia, sus padres, herman@s y ell@s mism@s, y que sin estos cuentos no podían vivir de forma proyectiva aspectos difíciles de asumir o incluso traumáticos. La envidia de la madre a la hija en Blancanieves ( que los hermanos Grimm, siendo políticamente correctos la cambiaron por una madrastra, cuando el cuento original era una madre), el trato injusto de la madrastra con las hermanastras de cenicienta (nuevamente «correcto» el cuento como si no pasara eso con la madre o las hermanas) , el abandono emocional en Hansel y Gretel, el miedo a ser “aplastado por el ogro (padre) de “Juan y las habichuelas mágicas». Son ejemplos de cuentos que presentan situaciones que se dan dentro de las familias y que el/la niño/a puede experimentar e identificarse de manera inconsciente, cuando ve a sus familiares “malvados” por el trato recibido. Pero parece que ya esos cuentos clásicos se van desechando y son sustituidos por cuentos modernos que aunque plantean historias de la actualidad, pocas veces tratan conflictos psicológicos como lo hacían los cuentos de Hadas.
La película que planteo en este artículo de psicología y cine, El show de Truman, se puede ver como un nuevo cuento de hadas clásico, llevado a una visión moderna. Empecemos a contar la historia.
Erase una vez un malvado padre que se creía casi un Dios (incluso se llamaba kristoff, como el hijo de aquel Dios conocido) que hizo crear un lugar apartado de la realidad en donde poder dominar a su antojo. Sus deseos de controlar y dictar lo que deben hacer los demás fueron satisfechos cuando «adoptó» a un bebe, Truman, al que le eligió y crió como si fuera su hijo. Para que Truman no supiera que estaba dominado y controlado por este hombre, le dio un padre y una madre, los cuales estaban de acuerdo en seguir con la farsa y las apariencias, también le dio un amigo como si fuera un hermano. Este padre controlador, no podía controlar todo, así que tenía que tener a gente trabajando para él, con el fin de hacer creer a Truman que su vida era lo mejor del mundo: le decían lo que tenía que estudiar, en dónde trabajar, dónde vivir, qué hacer en cada momento.

Kristoff como el Dios-Padre que quiere controlar la vida de su «hijo» Truman
Entre tanta apariencia y falsedad, Truman comenzó a sentir que algo no encajaba, a pesar de que todo parecía perfecto, algo no iba bien. Tenía sensación de irrealidad, de angustia, se sentía deprimido porque a pesar de tener todo, sentía su vida vacía. Y todo esto era porque en realidad no era su vida, sino la de alguien que estaba siempre decidiendo por él, ese padre controlador. Comenzó a querer ser más libre y a decidir por sí mismo, a explorar más allá del territorio familiar, pero el padre no quería perder su dominio y le quiso infligir un castigo ante tal insolencia ¡DECIDIR POR ÉL MISMO!. Solo había dos cosas que podían hacer perder la voluntad a Truman, con el miedo y la culpa. Para ello ideó que su padre ficticio muriera, ahogado por contentar a Truman de seguir navegando en una tormenta. Luego continuamente le recordaba los peligros que había si salía de aquella Isla, de aquel territorio “familiar”. Fuera solo había peligros, dentro era donde había seguridad. Pero en esa gran familia muy unida, había disidencias, personas que veían con malos ojos ese control, ese dominio, lo veían injusto, pero eran tratados como locos, como fuera de sí, discordantes que al final por medio de la violencia eran acallados y sacados de aquel lugar para que no hubiera problemas, para que Truman no sospechase que en realidad le estaban robando su vida. Una noche, durante una cita con de esas personas disidentes, una chica valiente y decidida, el dios-padre decidió sacarla de aquel lugar para siempre, así nunca más molestaría. Truman se quedo solo de nuevo, triste y confundido por no comprender bien lo que ocurría. Una vez más sentía que algo no iba bien, pero no sabía qué. Para que todo tuviera una apariencia normal, le emparejaron con una chica, que aunque la encontraba bonita, había algo debajo que le hacía no estar seguro de querer estar con ella. Intuía esa falsedad y apariencia dictada por Kristoff. Poco a poco comenzó a rebelarse y a querer salir de aquel lugar en el que se sentía atrapado. Se sentía vigilado y comenzaba a sentir que en realidad su mujer no le quería, que su amigo no era su amigo y que el lugar donde vivía no era el elegido por él, solo permanecía por miedo. Después de algún enfrentamiento con los súbditos de kristoff decide huir en barco, buscando su libertad. Pero este padre dominador no permite ninguna disidencia, no permite que no se le haga caso, por lo que le manda una nueva tormenta para provocarle miedo y que vuelva a casa. A pesar del peligro Truman sigue, por lo que la cólera de su padre le provoca la mayor tormenta jamás vista, kristoff le prefiere muerto antes que libre. Juzgado por este comportamiento, Kristoff desiste en el último momento y deja de mandar rayos y truenos hacia Truman, que después de la tormenta, le llega la calma y con él, el final de ese mundo artificial. Antes de salir el Dios- Padre le recuerda que lo ha hecho todo por su bien y por el de “millones de espectadores” , que él solo le ha querido librar de un mundo malvado y para ello le ha controlado y dominado según su deseo. Cuando ya ni el miedo ni la culpabilidad pueden con Truman, el último arma es del de “por tu bien” ,pero a pesar de todo, Truman deja atrás ese mundo artificial supuestamente mejor y decide salir a la realidad.
Autor: Sergio Delgado. Psicólogo terapeuta online
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Bibliografía
- Heisig, J.W.: El cuento detrás del cuento, Ed. Guadalupe, Buenos Aires, 1976.
- Bettelheim, Bruno: Psicoanálisis de los cuentos de hadas, ED. Grijalbo, Barcelona, 1986.
- Jean Piaget.: “La representación del mundo en el niño. Ed. MORATA, Madrid, 2001.
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