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Desde hace ya tiempo, y sobre todo por el azote de la crisis española, la capital de Inglaterra se ha convertido en una especie de “Meca” a donde acuden miles de españoles en busca de trabajo, aprender inglés, experiencia, etc. A día de hoy, y según fuentes estadísticas, en Londres residen más de 90.000 españoles, siendo así posiblemente, el destino preferente a la hora de emigrar.

En general la razón común de expatriarse es obvia, mejorar la calidad de vida. En este sentido, la gente suele escoger esta ciudad por cuatro motivos claros como:

  • Proximidad con España. Es una ciudad que no está lejos y además hay una gran cantidad de vuelos low cost.
  • La gran mezcla de razas y etnias, hace que sobre el papel, no sea muy difícil encajar ni ser mal visto.
  • Potencia económica y prosperidad laboral. Londres es una de las ciudades más fuertes económicamente hablando, con lo que mucha gente va a intentar hacer dinero allí y además, hay bastante oferta de empleo.
  • El idioma. Por todos es bien sabido que el inglés te lleva casi a cualquier parte, con lo que gran cantidad de personas acuden para aprender y fortalecer un idioma que más tarde abrirá puertas.

Con estos motivos expuestos, ¿quién no escogería Londres? Me atrevo a decir que serían pocos. Pero dentro de este sueño londinense, las cosas no son tan bonitas y la vida allí se puede hacer realmente dura, hasta tal punto, que el sueño se torne en pesadilla.

Desde mi experiencia como psicólogo para gente expatriada, he tenido y tengo muchas personas que residen en esta ciudad. Muchos de los motivos de su elección están dentro de los mencionados y también, hay algunos otros que son más personales.

Dicho esto, lo que quiero relatar y sintetizar en las siguientes líneas, es parte de la experiencia personal de muchos de ellos. La razón es simple, quiero mostrar el impacto psicológico al que se expone el individuo que decide emigrar allí. Por ello, antes de nada me gustaría recalcar que la idea no es despellejar a Londres, ni mucho menos, sino manifestar una realidad de primera mano que choca con la idealización de este lugar. Así pues, si a alguien le sirve como preaviso o como guía orientativa, me daré más que satisfecho.

Dejando claro el lugar, los motivos y las razones de dicho artículo, sumerjámonos en cómo es la vida en Londres y sus consecuencias:

  • La climatología. Quizás no es uno de los factores más importantes, pero no por ello carece de cierta relevancia. Está comprobado que el tiempo y sobre todo la luz, nos afecta anímicamente. De hecho, es una variable más que puede ayudar a que desarrollemos una tristeza profunda o depresión. Al hilo de esta cuestión, Londres es una ciudad en donde en gran parte del año hay poca luz y bastantes precipitaciones. Muchos españoles que he tenido como pacientes, me han hecho llegar que esta situación les afecta sobremanera emocionalmente.
  • El idioma. ¿Quién no conoce una persona cercana que le haya comentado que se va a Londres a aprender o mejorar su inglés? Seguramente estéis asintiendo mientras leéis esto. Por experiencia sé que si el nivel de inglés es bajo, no vais a tener un gran avance en esta urbe. El porqué de esto se debe a que probablemente os contraten en un trabajo poco cualificado, en el cual os juntarán con personas de habla no inglesa por lo que el ambiente de aprendizaje no será el idóneo. Si esto se da, muchas veces se empieza a experimentar frustración e impotencia, debido a que tanto el trabajo como tu expectativa de adquirir el idioma no se está cumpliendo. Con todo esto no quiero decir que sea imposible aprender nada, pero es muy costoso. Por ello, os aconsejaría que si es por mejorar en lenguaje, sopesaseis más lugares antes de recalar en Londres.
  • El salario y el precio de la vida. “Londres es carísima” es la frase que más he escuchado. Es cierto que hay trabajo y que se paga mejor que en España, pero la vida allí es mucho más cara. El mayor problema sobre esto son los alquileres, una habitación no céntrica por ejemplo cuesta una barbaridad, con lo que si no tienes un buen trabajo tendrás que vértelas para pagarla. Esta situación hace que en muchas ocasiones, la persona padezca de estrés y ansiedad para llegar a fin de mes.
  • Los británicos. Si hay en una cosa que han coincidido muchas de las personas con las que he estado, es que existe una gran dificultad para integrarse con los ingleses. La frase que suelo oír es “no estás al mismo nivel”, con lo que muchos se sienten rechazados o vistos con inferioridad. Esto que os estoy comentando no tiene que ver con el estatus laboral, ya que lo he percibido de personas en un puesto poco cualificado a individuos con un gran puesto en una multinacional. Por lo tanto, es fácil encajar con gente de otros lugares pero con las personas nativas de allí no tanto.
  • La individualidad y el éxito por encima de todo. Triunfar, esa es la palabra grabada a fuego en muchas de las mentes de por aquí. La competitividad y el mirar a toda costa por uno mismo, es algo que he visto recurrentemente. Sobre esto, lo primero que me gustaría aclarar es que la individualidad no es mala, de hecho, todo ser humano ha de tenerla para estar bien consigo mismo y ser autosuficiente. Esto es una cosa, pero otra bien distinta es pisar a las personas para estar yo por encima. Mirar solamente por mí sin importar los demás no es sano y es algo que he visto muchas veces. Se le da mucha importancia al estatus y al conseguir ser el mejor cueste lo que cueste, lo que puede conllevar a que no haya respeto por lo demás y se generen grandes malestares emocionales en aquellas personas que lo sufren. En definitiva, en bastantes ocasiones me imagino a Londres como una gran estanque lleno de tiburones en donde has de sobrevivir para que no te coman.
  • El ritmo de vida. “Esta ciudad es un no parar”, frase literal que he escuchado. Si ya de por si las grandes ciudades están en continuo movimiento, Londres se multiplica por tres. No hay muchos momentos de relax y conexión con uno mismo, sino que la gente va en piloto automático y a veces llegan a parecer ser autómatas. El problema de esto es que nos produce gran desgaste y casi sin darnos cuenta acabamos quemados, con lo que llega un momento que nos vemos desbordados.

Para ir concluyendo, estas creo que son las características que hacen que la vida aquí no sea fácil. Puede que mientras lo hayáis ido leyendo os haya parecido tremendamente negativista, pero en mi opinión se acerca bastante a la cruda realidad de esta ciudad. Es cierto que también tiene cosas positivas, pero esas ya son sabidas de sobra. Como consejo, me parece que antes de ir a Londres hay que sopesar muchas cosas y sobre todo hay que conocerse bien a uno mismo, ya que creo que se ha de tener una gran fortaleza personal para poder adaptarte aquí.

 

JAVIER ARZA. PSICÓLOGO EXPERTO EN PSICOLOGÍA COGNITIVO-CONDUCTUAL

Javier Arza

Javier Arza

Javier Arza es Psicólogo General Sanitario con un enfoque en terapia cognitivo-conductual y amplia experiencia en el tratamiento de trastornos de ansiedad, depresión y problemas de pareja. Se graduó en Psicología por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y completó un Máster en Psicología General Sanitaria en la Universidad Europea de Madrid. Además, se ha especializado en el ámbito del duelo y la intervención en crisis.

Javier combina su práctica clínica en consulta privada con servicios de psicoterapia online para brindar apoyo a nivel nacional e internacional.

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