1. INTRODUCCIÓN
Como vimos en el anterior artículo, la soledad en el emigrante puede ser una situación complicada, con emociones muy negativa (angustia, depresión, sentimiento de vacío) y que quizá derive a formas poco sanas para combatir ese sentimiento con actividades pseudoexistenciales compensatorias como son: evasión vía fantasía, consumo de drogas, ingestión masiva de comida, evasión vía estimulación como televisión, ordenador, música…y todo aquello que haga que la persona le ayude a salir de su aislamiento aunque sea de una forma artificial.
Pero una de las situaciones a las que puede derivar la persona por salir de la soledad y refugiarse en la compañía social, es comenzar relaciones que le perjudican por la persona con la que se establece la relación. En la actualidad este tipo de personalidad se denominan “Tóxicas”, aunque por mi parte suelo utilizar el nombre de “psicopatógenas” o creadoras de locura. Para un mejor entendimiento del lector utilizaré este termino más popular de “Tóxica” y lo llevaré a la realidad del emigrante, aunque se da en todos los contextos que podamos imaginar de nuestra vida.
En este caso, la característica que se da en el emigrante de tener que buscar nuevas relaciones, junto con el miedo a la soledad, hace más proclive a que cierto tipo de personalidades, las que se denominan “tóxicas”, se puedan introducir en la vida de la persona produciendo un daño psicológico.
Este artículo puede servir como prevención para toda persona que puede encontrarse en su camino con este tipo de relaciones. Prevenir para no entrar en una crisis mayor que la temida por la soledad o el no tener relaciones sociales. Al final esa necesidad de relaciones puede facilitar caer en “la boca del lobo” tal y como plantea la escritora Espido Freire «Los malos del cuento».
Para evitar caer “en las garras” de estas personas dañinas, lo primero es saber cómo son estas personas y cuáles son sus estrategias de tácticas de engaño para embaucar a la persona incauta que desconoce por completo que detrás de la apariencia de personas amorosas y que solo nos quieren ayudar en ese soledad, hay alguien muy destructivo y patológico.
Lo primero que hay que saber de la personalidad tóxica es su gran facilidad para el engaño: nos hará creer todo lo contrario a lo que es. Nos planteará un escenario totalmente invertido a lo que nos quiere hacer ver. Es decir, la característica principal de la persona tóxica es que es todo apariencia, da una imagen completamente distinta a lo que es. Esta es una de las causas por las que la persona que se relaciona con la persona tóxica sentirá que “se está volviendo loca” , ya que comenzará a dudar de todo lo que le ocurre con esta persona, después de un periodo de relajación sobre todo al principio, como veremos en el siguiente punto. En este caso, esa inversión de lo que es se puede plantear en las siguientes características que se dan en la persona tóxica:
- Tiene una fuerte agresividad o violencia hacia el exterior (probablemente con muestras de enfado). Para ello le darán la vuelta y lo expondrán como: mucha emocionalidad, ansiedad, que son nerviosas, que se alteran fácilmente o que se están defendiendo (en vez de atacando que es su actitud troncal). Es decir, explicará las explosiones y la agresividad acudiendo a que es “muy emocional” por lo que no nos podremos defender, ya que si lo hacemos la estaremos atacando.
- Esa violencia está basada en un fuerte sentimiento de rencor hacia los demás, ya que se suelen ver como víctimas de todo. Frente a ello aparentaran “mucho amor”, “mucho cariño”, “mucha emocionalidad”, aunque siempre veremos esa actitud victimal.
- Una fuerte visión materialista, calculando todo lo que dan y reciben del entorno, siempre intentando obtener mucho más de lo que dan. Frente a esto expresarán en ciertos momentos ser muy desprendidas, generosas, que ayudan constantemente.
- Nunca tienen la culpa de lo que le ocurre, sobre todo de los conflictos que tienen con otras personas. Serán los otros los culpables, los que le hacen “la vida imposible”. Frente a esto, la realidad, es que va dejando una reguero de persona a las que ha “intoxicado”, a las que ha ido dañando y que en algún momento se zafaron de la relación ya que no podían más con esta persona.
La segunda gran característica de estas personas es que les encanta dominar, les encanta controlar, y para ello también utilizan esa inversión de apariencia engañando a quien tiene al lado:
- Frente a su forma de ser de control y dominio, acusarán a la otra persona que son ellos quienes dominan. Acusarán que la otra persona les quita libertad, aunque siempre veremos que hace lo que quiere.
- Buscan humillar y poner por debajo a la otra persona, aparentando que son las otras personas quienes le dañan. Utilizarán la ironía y el sarcasmo, como forma de ataque y humillación, modo que es difícil de defenderse, ya que si lo hacemos nos podrán acusar de que somos muy susceptibles “si solo es una broma”.
- Serán muy celosas e intentarán controlar a la otra persona en todo momento, no dejándola libre, por lo que acusarán para ello de engaño o mentira, como excusa para el control
- Para el control utilizarán el miedo, desde esa agresividad anteriormente comentada. Fuertes enfados que harán temer a la otra persona por sus reacciones. Así la persona caerá en su dominio ya que intentará controlar que la persona tóxica no se enfade, haciendo al final todo lo que le dice.
- Por último, otra herramienta de control es el chantaje emocional, poniéndose de víctima de la otra persona, haciéndole ver que le daña constantemente y utilizando la culpabilidad como modo de control
En resumen, la apariencia y el dominio pueden ser las características que mejor definen a las personas tóxicas, que ejercerán sobre su víctima toda una serie de ataques con el fin de “intoxicar” a la persona cercana, que suele ser una pareja, una amigo o amiga íntima e incluso un familiar.
3.TÉCNICAS Y ESTRATEGIAS DE LA PERSONALIDAD TÓXICA.
Las técnicas y estrategias de la personalidad tóxica pasa por unos estadios más o menos comunes en donde logran “atrapar” a la persona, poniéndola en situaciones complicadas de las que le será difícil de salir.
- El acercamiento: la personas tóxica buscará aspectos comunes que pueden acercarle a su víctima. En este caso puede ser el proceso emigratorio, dos extranjeros en un nuevo país. Este aspecto que puede unir por circunstancias “externas” a las personas y que parece forma un vínculo, por el hecho de ser de fuera, hará que la persona pueda ver un nexo, algo que quizá en circunstancias normales no le pasaría.
- La alianza y el enemigo externo: ante este factor común la persona tóxica presenta la nueva relación como alianza, que suele estar basado en un enemigo externo, como puede ser una falta de integración, falta compresión del país, dificultad de relaciones sociales o incluso personas determinadas. De este modo la persona tóxica sacará mucho provecho de la idea que le une con su víctima del tipo “como yo también lo paso mal, es mejor unirnos”. Ese miedo a la soledad y visión de un mundo más hostil o contrario, hará que se una, sintiéndose agradecida a la persona tóxica
- De salvador a verdugo: Como se comenta en el punto anterior, para atrapar a la persona buscará enemigos externos, verdugos por lo que ha sufrido y que gracias a la nueva alianza ha dejado de sufrir. La persona tóxica puede presentar a su nueva alianza como una persona salvadora, que le ayuda ante los malos momentos o bien también es ella la que ayuda. Pero poco a poco la persona salvadora se convertirá en verdugo de la persona tóxica, que se presenta como víctima cuando no hace lo que quiere. “Tu también me estás decepcionando”, “yo pensaba que eras diferente”, “con todo lo que he dado por la relación”,…todo un sin fin de mensajes en donde la persona intoxicada ya no es tan buena y comienza a ser mala, comenzando a tener una identidad negativa en la relación.
- Las exigencias y la imposibilidad de defensa: La persona tóxica comenzará a quejarse continuamente si no se accede a sus peticiones .Hará peticiones constantes, exigiendo porque ella “da todo”. Plantearán la relación términos de fidelidad o traición. Y cuando la persona intoxicada no hace lo que quiere, utilizará la agresividad o la culpa como modo de chantaje y explicará sus explosiones y la agresividad acudiendo a que es “muy emocional” y que se siente dolida, por lo que la persona intoxicada no podrá defenderse, ya que será doblemente injusta.
- Las peticiones de perdón: ante momentos en lo que pasa los límites de la manipulación y la violencia, puede pedir de vez en cuando perdón por sus actos, pero que estos actos los justificará por todo lo que siente, por implicarse tanto en la relación, por ser tan sensible. Después de un perdón, llegarán múltiples ataques hasta pasar nuevamente la raya.
- La culpabilidad o el miedo a huir: poco a poco la persona intoxicada se sentirá cada vez con menos fuerzas de salir de la relación, sobre todo porque si hace esto se siente culpable o incluso siente miedo. Romper la relación supone que la persona tóxica pueda tener justificación para sus ataques, explosiones o también para ponerse como víctima, llegando incluso a autolesiones para hacer sentir culpable al intoxicado.
- El aislamiento y la pérdida de autoestima : Ese miedo a la soledad que puede tener la persona que comienza con una relación tóxica al final del proceso de “intoxicación” se produce un estado de aislamiento social e incluso familiar. La persona deja de tener relación con el exterior y solo tiene relación con la persona tóxica o su contexto inmediato, siempre controlado por esta. Al final comenzará a sentir un mal estar psicológico que se puede traducir en una fuerte pérdida de autoestima
Si bien este proceso descrito termina en un punto más límite, habrá grados dentro de las personas intoxicadas que están siendo manipuladas y chantajeadas por una persona tóxica. Por eso quizá tenemos que estar atentos a como nos encontramos en la relación y ser conscientes de qué forma nos está afectando la relación. Para ello pasamos al siguiente punto-
Para saber si estamos siendo “intoxicados” por una persona tóxica podemos atender a los síntomas que se presentan a continuación
- Fuerte pérdida de autoestima.
- Cada vez nos sentimos con menos libertad
- Tenemos miedos, sobre todo miedo a que la otra persona se enfade, ya que es una constante, siempre está enfadada.
- Nos alteramos y dejamos de ser nosotros mismos, llegando incluso a la agresividad (la cual es defensiva frente a la agresividad atacante de la persona tóxica)
- Puede que nos hayamos aislado, ya que esta persona no querrá que tengamos otras relaciones. Iremos cortando poco a poco relaciones sin darnos cuenta.
- La persona siente que le quitan la energía, que su sustantividad decrece y tiene menos fuerza
A lo largo de nuestra vida, lamentablemente nos habremos encontrado con personas de este tipo y lo que suele ocurrir es que se va aceptando este tipo de relación aunque nos vamos dando cuenta que nos afectan. En este caso podemos poner el ejemplo la parábola de la Rana y la olla hirviendo (recogido en http://psicologiacuriosa.com/2015/01/30/zona-de-confort-que-es-y-como-manejarla/) : “Si ponemos una rana en una olla de agua hirviendo, inmediatamente intenta salir. Pero si ponemos la rana en agua a la temperatura ambiente y no la asustamos, se queda tranquila. Cuando la temperatura se eleva de 21 a 26 grados centígrados, la rana no hace nada, e incluso parece pasarlo bien. A medida que la temperatura aumenta, la rana está cada vez más aturdida y, finalmente, no está en condiciones de salir de la olla. Aunque nada se lo impide, la rana se queda allí y hierve. ¿Por qué? Porque su aparato interno para detectar amenazas a la supervivencia está preparado para cambios repentinos en el medio ambiente, no para cambios lentos y graduales”.
En esos cambios graduales es en los que se basa la estrategia de la personalidad tóxica. Si la viéramos desde el principio tal y como es, saldríamos disparados, pero esa forma gradual de ir intoxicando a la persona con sus conflictos y ataques, con los chantajes emocionales, con las manipulaciones afectivas, hace que la persona no sienta que tiene que huir, quizá hasta que ya es demasiado tarde.
Sergio Delgado es Psicólogo General Sanitario, especializado en terapia sistémica y formado en modelos humanistas y cognitivistas. Fundador de Psicología en la red, cuenta con un máster en psicopedagogía clínica por la Universidad de León y en necesidades de la infancia y la adolescencia por la Universidad Autónoma de Madrid.