La ansiedad es una de las reacciones emocionales más comunes que enfrentamos en nuestro día a día. Aunque en principio el estado de activación mental es un mecanismo de protección, cuando se descontrola, puede convertirse en un obstáculo para nuestro bienestar.
Más allá de las clásicas señales de la ansiedad
Desde la psicología, la ansiedad se describe como un estado de hiperactivación del organismo que afecta tanto a nuestro cuerpo como a nuestras funciones mentales . No es simplemente sentirse «nervioso»; es una respuesta compleja que puede manifestarse de diversas maneras. A nivel físico, la ansiedad puede desencadenar una serie de reacciones notables:
- Aceleración del ritmo cardíaco y respiratorio
- Cambios en la circulación sanguínea, que pueden llevar a sensaciones de frío o calor, sudoración, etc.
- Activación de la producción de endorfinas.
En el plano mental, la ansiedad también tiene efectos significativos:
- Puede acelerar la velocidad con la que procesamos la información
- En situaciones extremas o combinada con otros estados, puede incluso bloquear la conciencia o llevar a pérdidas de conciencia.
De este modo, nuestra mente parece que tiene que responder al entorno, ante ciertas circunstancias. Generalmente se plantea la causa en referencia a la necesidad de control, como veremos más adelante, pero más allá de sus efectos físicos y emocionales, la ansiedad también puede ser un síntoma de la inexistencia psicológica.
Cuando una persona deja de existir psicológicamente, cuando no se exterioriza ni se proyecta en el mundo, sufre ansiedad como señal de esta desconexión. La otra cara de esa desconexión sería la depresión, como vimos en La Depresión: Una visión más allá del Organicismo de la Neurociencia.
Este artículo pretende profundizar en el concepto de inexistencia psicológica como el estado de ausencia de conexión e interacción significativa con el mundo que le rodea y que puede ser una de las causas de ese aumento generalizado de ansiedad, con el consumo de medicamentos cada vez más alto (Maurino et al, 2025), que quizás nuestra cultura padece significativamente desde valores poco estables o poco enraizados en la realidad (Bauman, 2013).
La Ansiedad como Señal de la Inexistencia Psicológica
“Existir” implica exteriorizarse, es decir, proyectarse hacia el mundo exterior y establecer relaciones con otros. La ansiedad surge cuando este movimiento de exteriorización se ve bloqueado, cuando la persona se repliega en sí misma y deja de relacionarse auténticamente con su entorno.
Si existir es un ex-istir, es decir, un salir de sí mismo para estar en relación con los demás, la ansiedad puede ser el signo de que hemos dejado de hacerlo. Viktor Frankl (1946) señala que la falta de sentido en la vida genera una sensación de vacío existencial, lo que puede traducirse en ansiedad. De manera similar, Irvin D. Yalom (1980) destaca en su trabajo sobre la psicoterapia existencial que el miedo a la muerte, el aislamiento, la falta de libertad y la ausencia de sentido pueden convertirse en fuentes fundamentales de angustia y ansiedad.
La ansiedad parece llegar sin motivo, pero es un síntoma de una menor relación con los demás, un cerrojazo hacia el exterior
Cuando una persona no se involucra en su realidad de manera genuina, cuando se aísla o deja de expresar su verdadera esencia, el resultado es una sensación de angustia, de inquietud permanente y de miedo sin causa aparente. La ansiedad no solo es un malestar emocional, sino la manifestación de un vacío existencial que refleja la falta de implicación con el mundo.
Creencias y Pensamientos que Refuerzan la Ansiedad
La inexistencia psicológica, o la falta de exteriorización, se refuerza a través de ciertos patrones de pensamiento y creencias irracionales:
- Miedo al juicio externo: La creencia de que seremos rechazados o criticados si nos mostramos como realmente somos puede llevarnos a la inacción y al aislamiento (Beck, 1976).
- Perfeccionismo excesivo: La idea de que todo debe hacerse sin errores puede impedir la exteriorización, por temor a fallar.
- Falta de autoaceptación: La creencia de que no somos lo suficientemente valiosos o importantes genera una tendencia a ocultarse en lugar de proyectarse hacia el mundo (Rogers, 1961).
- Miedo al cambio: La resistencia a lo nuevo y la búsqueda de seguridad constante pueden bloquear la exploración y el crecimiento personal.
- Necesidad de control: La ansiedad muchas veces surge de la creencia de que debemos controlar todos los aspectos de nuestra vida. Cuando sentimos que algo escapa de nuestro control, el miedo se intensifica y nos paraliza. Esta actitud a menudo se expresa internamente mediante enunciados como «Tengo que hacer…» o «Tengo que evitar…»Esta necesidad de control puede surgir de diversas fuentes, como el miedo. El miedo implica una expectativa de una situación potencial futura y una valoración negativa de lo que va a ocurrir o podría ocurrir, como vemos en el siguiente punto.
- Miedo anticipatorio al peligro: La tendencia a imaginar escenarios negativos futuros y asumir que no seremos capaces de enfrentarlos aumenta el nivel de ansiedad e impide la exteriorización y el contacto genuino con el presente. Por ejemplo, el miedo a no poder dormir puede generar la actitud de control de «tengo que dormir», lo que paradójicamente incrementa la ansiedad y dificulta conciliar el sueño
¿Cómo la Inexistencia Psicológica Genera Ansiedad?
Estas creencias provocan en la persona un aislamiento o una falta existencia psicológica, lo que conduce a la persona a estados de ansiedad de diversas formas:
- Desconexión del entorno: Al no exteriorizar lo que somos, perdemos el vínculo con el mundo y esto genera una sensación de inseguridad y angustia.
- Falta de sentido: Frankl (1946) sugiere que la ausencia de significado en nuestras acciones nos lleva a un estado de vacío existencial, lo que incrementa la ansiedad.
- Aislamiento existencial: La sensación de que uno está dejando de existir puede generar emociones de alarma que oscilan desde la ansiedad hasta el pánico y la angustia. En este caso, la angustia se define como sentir que se deja de existir, mientras que la ansiedad sería una de las reacciones de alarma del organismo ante esa impresión mental.
- Sensación de irrealidad: La ansiedad extrema puede provocar estados de despersonalización y desrealización, síntomas que refuerzan la sensación de no estar realmente presentes en la vida.
- Ciclo de miedo y evitación: La ansiedad alimenta el miedo a exteriorizarse, lo que perpetúa la inexistencia psicológica y genera más ansiedad.
Cómo Recuperar la Existencia y Reducir la Ansiedad
Para aliviar la ansiedad, es fundamental recuperar la capacidad de existir psicológicamente, de proyectarnos hacia el mundo de manera auténtica. Algunas estrategias incluyen:
- Implicarse en las acciones: En lugar de actuar de forma automática o superficial, conectar con lo que hacemos desde nuestra esencia.
- Expresar lo que somos: Compartir nuestros pensamientos, emociones y experiencias sin miedo al juicio.
- Aceptar la vulnerabilidad: Salir del aislamiento y permitirnos existir en relación con los demás, aunque eso implique cierto nivel de riesgo emocional.
- Practicar la autenticidad: Abandonar los roles impuestos y conectar con nuestra identidad genuina.
- Vivir el presente: Centrarnos en el aquí y ahora, evitando la fuga mental hacia preocupaciones futuras irreales.
- Trabajar la flexibilidad mental: Reducir la necesidad de control y aceptar la falta de control externo como parte de la vida puede disminuir significativamente los niveles de ansiedad, sabiendo que hay aspectos que están fuera de nuestro control, como señalaban los estoicos.
Conclusión
La ansiedad no solo es un estado de hiperactivación mental y física, sino también una señal de que hemos dejado de existir psicológicamente. Cuando no nos proyectamos hacia el mundo, cuando nos aislamos y dejamos de exteriorizar lo que somos, poniendo otros aspectos fuera de nuestro ser como fundamentos de nuestra existencia, el resultado es una angustia que nos recuerda la necesidad de volver a implicarnos en la vida.
La salida para la ansiedad pasa por volver a existir, volver a abrirnos a los que nos rodean
La solución no es controlar los síntomas de la ansiedad, sino recuperar la existencia plena a través de la expresión, la autenticidad y la conexión con el entorno. Como señala Yalom (1980) la ansiedad puede ser vista como una respuesta natural a las preocupaciones fundamentales de la existencia humana. Al enfrentar y explorar estas ansiedades, los individuos pueden encontrar un mayor sentido de autenticidad y propósito en sus vidas.
Referencias
- Bauman, Z. (2013). Modernidad líquida (17.ª ed.). Fondo de Cultura Económica.
- Beck, A. T. (1976). Terapia cognitiva y los trastornos emocionales. Desclée De Brouwer.
- Burns, D. (1980). Sentirse bien: El nuevo manual de terapia cognitiva. Paidós.
- Ellis, A. (1962). Razón y emoción en psicoterapia. Herder.
- Epicteto. (2018). Enchiridion (E. R. Sánchez, Trad.). Alianza Editorial. (Obra original publicada en el siglo I d. C.)
- Frankl, V. (1946). El hombre en busca de sentido. Herder.
- Mourino, N., Teijeiro, A., Guerra-Tort, C., Rey-Brandariz, J., Candal-Pedreira, C., Martín-Gisbert, L., Mascareñas-García, M., García, G., Varela-Lema, L., & Pérez-Ríos, M. (2024). Consumo de hipnosedantes en España: caracterización y tendencias temporales, 2005-2022. Gaceta Sanitaria, 38, 102433. https://doi.org/10.1016/j.gaceta.2024.102433Gaceta Sanitaria+3Investigación USC+3Fundación Femeba+3
- Rogers, C. (1961). El proceso de convertirse en persona. Paidós.
- Yalom, I. D. (1980). Psicoterapia existencial. Herder.


