1. Introducción
En nuestra vida nos encontraremos con personas cuya forma de funcionar puede afectarnos o incluso dañarnos. Son personas que ejercen poder sobre nosotros, un poder que nos hace sentir en muchos momentos alterados, confusos, irritados, desvalorados, en conflicto,…ya que su forma de actuar con nosotros es desde una relación de manipulación y dominio con engaños o coacciones. Estás personalidades en la actualidad son llamadas tóxicas, también narcisistas o más técnicamente psicópatas (Hare, 2003). Si bien hay muchos autores que hablan de este tipo de personalidad manipuladora (James, 2007; Hirigoyen 2012; Puñuel, 2020), este artículo se basa en especial en el modelo de García Cosín (2016) que relaciona este tipo de personalidad con maldad y poder sobre los demás.
2.¿Cómo es la personalidad manipuladora disfrazada de “buena víctima”?
Dentro de un continuo de estas personalidades, hay unas que desarrollan un comportamiento que aparenta debilidad y necesidad de ayuda, pero detrás de esta fachada ocultan intenciones manipuladoras y destructivas (como se plantea en el artículo de Análisis psicológico de la película Joker). A continuación, explicamos cómo funcionan estas dinámicas que el lector podrá reconocer si en algún momento se ha relacionado con esta personalidad, desde diferentes rasgos o estrategias de manipulación.
- La máscara de la «bondad servicial»
 
Estas personas fingen estar en una posición de inferioridad, como si fueran serviciales y vulnerables, para hacer que otros se sientan obligados a ayudarlas. Sin embargo, su verdadera intención es conseguir lo que desean mientras manipulan la percepción de los demás. Este juego consiste en elevar a su «víctima» a una posición de «nobleza» que la obliga a actuar siempre con generosidad, mientras el manipulador actúa como el supuesto «desafortunado» que necesita ayuda.
- El chantaje emocional
 
Una de sus estrategias es hacer que quien no las ayude se sienta culpable o incluso «malo». Si alguien no cumple con sus demandas, argumentan que esa persona no es tan buena como aparenta, que no tiene principios sólidos o que, en realidad, es egoísta. Esto genera una presión moral en la víctima para seguir ayudando, incluso en contra de sus propios intereses.
- Manipulación moral para obtener beneficios
 
Estos manipuladores construyen una apariencia que juega con los valores morales de sus víctimas. Si alguien los ayuda, les atribuyen cualidades como bondad y altruismo. Pero si se niegan a hacerlo, los acusan de ser crueles o hipócritas. Esto lleva a sus víctimas a sentir que, para mantener su identidad moral, deben ceder continuamente a las demandas del manipulador.
- Agradecimiento falso
 
Aunque parecen agradecidos por la ayuda recibida, siempre insinúan que lo dado es insuficiente. Así, la víctima siente que nunca hace lo suficiente y se ve atrapada en un ciclo de ayuda constante, mientras el manipulador se presenta como alguien noble por «valorar» lo que recibe, aunque no lo considere suficiente.
- La falsa humildad como herramienta
 
Cuando piden algo, lo hacen con aparente humildad, como si admitieran que no tienen derecho a hacerlo. Sin embargo, apelan a la bondad de la otra persona: «Sé que no debería molestarte, pero como eres tan bueno, seguro que me ayudarás». Esta táctica desarma a la víctima, haciéndola sentir responsable de darles lo que piden.
- Crean una ilusión de poder en la víctima
 
Otra de sus estrategias es «entronar» a la víctima, haciéndola sentir que tiene poder sobre ellos y su bienestar. Esto pone sobre la víctima una carga emocional, pues siente que debe responder siempre a las expectativas de su «posición superior», lo que la hace más vulnerable al saqueo emocional.
- Se presentan como totalmente dependientes
 
Proyectan la idea de que necesitan a la otra persona para todo: desde aclarar sus pensamientos hasta superar problemas. Su discurso suele incluir frases como: «Sin tu ayuda, no sé cómo salir de esta situación», reforzando su aparente debilidad.
- El rol de víctima para justificar daños
 
Si sus acciones causan problemas a los demás, aseguran que no fue intencional. Alegan que están influidos por factores externos que no pueden controlar, como su entorno o su estado emocional. Esto los exime de responsabilidad y los muestra como víctimas de las circunstancias.
- Nunca toman una posición firme
 
Estas personas evitan oponerse directamente a algo, aparentando estar de acuerdo con los demás para obtener lo que quieren. Nunca dicen «no» y buscan mantener una imagen de flexibilidad y concordancia, lo que refuerza su apariencia de personas fáciles de tratar y bienintencionadas.
- La estrategia de la falsa inocencia
 
Pueden presentarse como inocentes, débiles o incluso infantiles, simulando ignorancia o falta de capacidad para resolver problemas. Esto activa la compasión en los demás, quienes sienten que deben protegerlos y guiarlos.
3. Conclusión: una manipulación cuidadosamente disfrazada
Como se ha ido describiendo persona manipuladora que se hace pasar por víctima utiliza estrategias como el chantaje emocional, la falsa humildad y la manipulación moral para obtener beneficios de quienes lo rodean. Aunque aparentan ser buenos y débiles, su objetivo es colocar a los demás en una posición de servicio perpetuo, mientras ellos evaden toda responsabilidad. Reconocer estas tácticas es el primer paso para protegerse de caer en su juego psicopatológico.
4. Bibliografía.
- García, C.J( 2016). La maldad, el poder y el anti-realismo. Autoría Medinaceli.
 - Hare, R( 2003). Sin conciencia: el inquietante mundo de los psicópatas que nos rodean. Paidós Ibérica.
 - Hirigoyen, M-F. (2012). El acoso moral. El maltrato psicológico en la vida cotidiana. Paidos.
 - James, O. (2007). Cómo sobrevivir a la familia (Te joden vivo). Global Rhythm.
 - Puñuel, I. ( 2020). Familia Zero. La esfera de los libros.
 


