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Antes de adentrarnos en el terreno del miedo escénico y la fobia social, creo necesario hablar de la ansiedad como emoción en sí. Y es que es un tema que está a la orden del día y rara es la vez en que no oímos hablar de ataques de ansiedad, estrés, nerviosismo, pánico, etc. Solamente hay que mirar datos y ver que estamos ante la epidemia psicológica de nuestro tiempo, y en parte, es por nuestro estilo de vida occidental, el cual, en muchas ocasiones es una fuente incesable de estrés hacía el sujeto.

Dicho esto, hay que partir de que la ansiedad (como toda emoción humana) es necesaria, y además, es básica para nuestra supervivencia en el entorno. Si eliminásemos esta emoción de nosotros, no tendríamos el llamado “sistema de alarma”, con lo que no seríamos conscientes de los posibles peligros que nos acechan y seríamos mucho más vulnerables. Por cosas como estas necesitamos de la ansiedad, pero el problema es cuando dicha emoción pasa de ser adaptativa (como es el caso anterior) a desadaptativa, es decir, cuando el llamado “sistema de alarma” salta en situaciones en las que no debería y la ansiedad crea a un individuo incapacitante en numerosos aspectos de su vida cotidiana.

Cuando dichas ansiedades incapacitantes llegan al extremo, nos podemos encontrar con numerosos trastornos, los cuales, pueden desencadenarse por diferentes motivos pero los síntomas y resultados siempre son muy parecidos. Así pues en el trastorno de agorafobia por ejemplo, se tendría miedo a estar en una zona de mercado en donde escapar o recibir ayuda sería complicado; en las fobias específicas, se tiene un miedo exacerbado a situaciones u objetos; en la ansiedad generalizada, se tienen sentimientos de inseguridad, agitación y nerviosismo en situaciones de la vida cotidiana y así con el resto de ansiedades. En definitiva, lo que se puede apreciar característico aquí es que, como bien se comentaba antes, los estímulos provocadores de está emoción pueden ser diversos pero los síntomas tanto fisiológicos (aceleración del pulso, sudoración, calores,…), como cognitivos (pensamientos anticipatorios, catastrofistas, intrusores…) y conductuales (escape, evitación…) son comunes a todos los trastornos de ansiedad.

Habiendo conceptualizado lo que es la emoción, así como los síntomas más comunes y las diferentes variaciones que nos podemos encontrar, centrémonos en el miedo escénico y la fobia social.

Algunas preguntas comunes que se suelen plantear son: ¿Es normal tener miedo escénico? ¿Si tengo miedo escénico tengo fobia a las personas? ¿Por qué padecemos de este temor a exponernos? ¿Ambos conceptos son lo mismo?

Para poder responder estas preguntas habría que explicar los dos términos. Por un lado, el miedo escénico nace cuando el ser humano en su niñez empieza a tener conciencia evaluadora, es decir, sabe cuando las cosas están bien o mal. Un ejemplo clásico es cuando somos muy pequeños y nos da igual hacer cualquier tontería porque no tenemos esa conciencia de que la gente nos evalúa. Más tarde con el salto en el desarrollo posterior, esas conductas que antes hacíamos sin miedo a que opinasen los demás se van limitando, ya que surge en nosotros el temor a la evaluación. Por tanto el miedo escénico es una conjunción de capacidades propias (“¿seré capaz?”) y evaluación grupal (“¿me aceptarán?”). Está reacción ansiosa que nos suele entrar a raíz de este miedo es totalmente normal, ya que ante situaciones interpersonales en las que nos exponemos, padecer temor, inquietud o inseguridad es parte de nuestro repertorio de respuestas adaptativas ante las situaciones, con lo que normalmente ante el miedo escénico sufrimos de ansiedad inicial pero logramos sobreponernos y adaptarnos a la situación.

En cambio la fobia social es diferente y desadaptativa. Digamos que el foco es parecido, ya que se muestra miedo a la evaluación negativa de los demás, pero en este caso el temor hacia las personas es tan intenso que el sujeto en general evita exponerse a situaciones sociales. Este hecho es perjudicial debido a que al final somos seres grupales y necesitamos de interacción con los demás. Las variables que inciden en la aparición y/o evolución de este tipo de trastorno son las siguientes:

  1. Déficit en habilidades sociales
  2. La ira (hacía sí mismos o los demás cuando se enfrentan a situaciones en las que han percibido algún elemento ansiógeno o negativo)
  3. La atención centrada en uno mismo (se tiene un excesivo monitoreo de la ejecución y la valoración de la acción tiene a ser distorsionada no únicamente por esquemas cognitivos desadaptativos, sino por la ansiedad experimentada)
  4. Las conductas de seguridad
  5. La autocrítica (al ser excesiva bloquea o inhibe la capacidad productiva del sujeto)
  6. Baja autoestima

En conclusión, miedo escénico y fobia social tienen un punto en común que es la ansiedad que se crea el sujeto al exponerse, pero en el primero nos sobreponemos y en el segundo poco a poco nos incapacitamos.

 

 JAVIER ARZA. PSICÓLOGO EXPERTO EN PSICOLOGÍA COGNITIVO-CONDUCTUAL

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